martes, 22 de febrero de 2011

Cleta, la turra adolescente. Volumen 5: Octubre

Octubre. Colegio Normal “Pablo de las Mercedes Cárdenas”.
Cleta y sus harpi-amigas se encuentran en el patio. Es el último recreo previo al examen más importante del año lectivo.
Cunde el pánico en el grupete porque, si bien la prueba estaba programada desde hace mucho tiempo, ellas no se preocuparon en estudiar. Por lo tanto, ninguna sabe un pito a la vela.
“-Ahí está esa tilinga. Cómo la aborrezco!”, dice Cleta, con odio.
Ella se refiere a Cristinita. La estudiante que vino de Calafate y que (casualmente), tiene un llamativo parecido físico con su hermana.

“-Pero, por qué la odias tanto Cleta?”, dice Francisca, alias la Colo. “Si vamos al caso, ella no te hizo nada. Es más. Con nosotras siempre fue amable. Está bien que es la consentida de todos los profesores, pero se lo ganó por ser aplicada, buena estudiante y, para colmo, bonita”
“-Che!”, exclama Cleta, alterada. “Vos no te estarás volcando para el lado de ella, no? Hace rato que te noto muy “blandita”. Si antes la odiabas tanto o más que nosotras”
“-Chicas, chicas”, interrumpe Mauricia. “Bor qué bno nos consuentramos en el eusuamen. Bya fgualda poco”.
“-Tiene razón Mauricia”, dice Huga Biolcatta. “Ninguna de nosotras sabe un pomo. Y ese guacho de Ricardito no quiere ayudarnos. No nos da bola porque dice que no quiere quedar pegado con nosotras”.
“-Y Eduardito? No pudo armar algún quilombo para que el exámen se postergue?”, dice Cleta.
“-Y, trató. Pero todos los profesores ya están avivados de todas sus maniobras”, responde Huga.

De pronto, suena el timbre. El recreo termina.
“-Ay Dios mío!”, dice Cleta indignada. “Nos van a hacer bosta!”
“-Tranqui chicas. Yo tengo un plan”, dice…..ya saben ustedes quién.

Todos se ubican en sus lugares en el aula. La profesora escribe en el pizarrón los temas del exámen.
Cleta se arranca sin compasión las uñas con los dientes.

“-Profesora”, grita alguien desde el fondo. “Le puede decir a Eduardito que se siente más atrás? No nos deja ver el pizarrón”.
La profe se da vuelta con fastidio.
“-Eduardo. Qué le dije? Vaya a sentarse atrás. Hágalo por sus compañeros. No sé que le pasa. Si a usted siempre le gustó el Fondo”
“-Lo que pasa es que quiere estar cerca de Cristinita, profe”, dice Elisita. “Pero ella le echa flit”
Una carcajada general estalla en el aula.
“-Silencio señores!”, grita la profe. “Y comiencen el exámen ya, porque no hay tiempo extra”

Eduardo, al pasar cerca del banco de Elisita, le arrebata un tuper que ella guarda en la mochila.
“-No!”, grita Elisita. “Profe! Mírelo a Eduardo! Tengo masas ahí adentro!”
“-Eduardo!”, dice la profe. “Dejesé de agitar las masas! Mire que no me olvido del día que me trajo a sus amigos y me saquearon el armario. Por su culpa, terminaron las clases antes ese año. Esta vez no se va salir con la suya. Compórtese o lo mando a dirección!”

Cleta, aprovechando la confusión, susurra en voz baja.
“-Che, Ricardito. Pasáme la 1. Dale. No seas ortiva. Acordate que vinimos en el mismo bondi. Porfa”
“-Ufa!”, dice Ricardito, molesto. “Está bien. Tomá”
Cleta se pone de pie como un rayo.
“Profe! Ricardito me está pasando las preguntas!”, buchonea.
“-Ricardito”, dice la profe. “Me extraña de usted! Qué diría su padre! Esta vez lo perdono por él”

Ricardito mira a Cleta con indignación.
“Disculpame”, murmura Cleta. “No puedo evitarlo, Es más fuerte que yo”

En el fondo hay un despelote de novela.
Eduardito, Luisito Barrionuevo, Momito y Pedradita se copian a lo pavo.
“-Pasame la 2”. “
“-Qué quiere decir “sufragio?”
“-Los trabajadores son seres humanos?”

La profe sabe lo que está pasando. Pero los deja. Sabe perfectamente que todos van a reprobar aún copiándose.

Huga levanta la mano.
La profe la mira por arriba de sus anteojos.
“-Si, Huga”
“-Profe, acá está mal. Dice que la esclavitud fue abolida. Ja! Debe ser una broma”. Dice la ignorante de Huga.
La profe se agarra la cabeza.

De pronto, mirando hacia el piso, la profe observa algo extraño.
“-Mauricia”, dice la profe. “Por qué vino con botas de goma?”
“-Mborque eb bdondbe vivo bfe inunmdo brofe”, responde Mauricia.

Luego, una cabecita blanca, en medio del salón, acapara la atención de la profe.
“-Pinito. Usted no se sentaba a la izquierda? Cada vez se está corriendo más a la derecha del salón”.

“-Profe!”, grita la buchona de Cleta. “Alguien le está soplando a Mauricia!”
“-Dejela, Cleta. Métase en sus cosas. Mauricia tiene un soplador autorizado. Es su intérprete”.
“-Cheta del orto”, murmura Cleta.

Un rato después, suena el timbre del recreo.
“-Noooo!!”, grita Cleta.
“-Bueno, se acabó. Entreguen sus hojas”, sentencia la profesora.

Cleta prorrumpe en un ataque de nervios.
“-No! No puede ser! Si me va mal, me mandan de vuelta para Mendoza!”
La profe la mira impávida.
“-Entregue su hoja, Cleta”
“-Y vos hija de puta!”, grita Cleta, dirigiéndose a La Colo. “Todo el año jodiendo con tu plan! Por qué mierda no lo decís de una puta vez!”
“-Cleta”, grita la profe. “Afuera! A la dirección ya! O prefiere que llame a su hermana?”

“-Tranquila, Cletita”, dice Elisita. “Yo vaticino que todos nos vamos eximir”
“-No! Estamos en el horno!”, solloza Cleta.

Un par de horas después, la profe lee las notas de la prueba:

“- Sabatellita: 8”
“- Ricardito: 5”
“- Pinito: 3”
“- Uuuuh!”, se oye en el recinto.
“- Eso le pasa”, dice la profe, “por no fijarse con quién se junta”
“- Elisita: 2”, prosigue la profe.
“- Huga Biolcatta: Usted no tenía que haber hecho este exámen”
“- Cristinita: 10”
“- Hija de puta!”, vocifera Cleta.
“- Cleta!”, grita la profe. No la había mandado a dirección?”
“- Todos los demás”, prosigue la profesora, habiendo perdido la paciencia, “Cero!”

Habiendo salido ya de la escuela, el grupo de Eduardito, Barrionuevo y compañía, están reunidos en una esquina, fumando y tomando birra.
Cleta pasa cabizbaja.
“-Qué pasó Cleta? Te bocharon”, dice Eduardito. “Vení, juntate con nosotros. Tomate una birri”
“-Ni loca me junto con ustedes. Manga de negros!”, dice Cleta.

“- Che, qué cagada con lo del exámen, no?”, dice Eduardito a sus secuaces. “No anduvimos ni cerca”.
“-La verdad”, dice Barrionuevito.,” a mí no me calienta. Yo quiero ser sindicalista. Para qué me sirve estudiar?”
“-Y si puedo, me caso con una boxeadora”, concluye, ante la mirada de aprobación de sus colegas de parranda.